El desayuno, esencial para empezar bien el día
El desayuno, primera comida del día, es primordial para cargar las pilas. A pesar de saberlo, aún somos muchos los que, por falta de apetito o de tiempo, pasamos por alto esta comida esencial.
“El desayuno es fundamental para empezar bien el día”, afirma Annabelle Biotti, “ya que después de una noche entera es necesario poner fin al periodo de ayuno, que tiene una duración aproximada de 12 horas”. Para comenzar la jornada con buen pie es importante aportar glúcidos a nuestro organismo.
Aproximadamente un 20% de la población no desayuna. “Los adolescentes son los que menos desayunan, siendo los niños y los adultos de más de 25 años los grupos poblacionales que más respetan esta comida”, explica la dietista.
¿Café o leche con cacao? ¿Dulce o salado? ¿De qué debe estar compuesto un desayuno equilibrado?
Un desayuno debe estar compuesto tradicionalmente por 4 alimentos:
– Cereales o pan
– Una pieza de fruta, zumo recién exprimido o compota de frutas para el aporte diario de vitamina C
– Un producto lácteo, ya sea leche o yogur
– Una bebida: café, té, agua o infusión
Luego, cada uno puede adaptar su desayuno en función de sus necesidades y gustos. Un hombre, por ejemplo, consumirá mayor cantidad de pan o de cereales que una mujer. Del mismo modo que un deportista necesitará un aporte energético más importante y añadirá una fuente extra de proteínas como jamón o huevos.
Es importante variar el desayuno para no cansarse de repetir la misma comida día tras día.
Siempre podemos dejar algo preparado del día anterior como tortitas con fresas o incluso optar por tomar los cereales con queso fresco y por qué no hacer un brunch salado el fin de semana.
“Evidentemente, en invierno necesitamos un aporte calórico superior”, explica Annabelle Biotti. “Por ese motivo, podremos aumentar la dosis de cereales, permitirnos productos más energéticos que en verano y asociarlos a alimentos proteicos”.
En verano, se aconseja consumir fruta fresca y compotas y reservar los zumos de frutas para el invierno.
Si por casualidad estás empezando un régimen, no olvides que es importante no saltarse el desayuno.
“Hemos constatado”, matiza la dietista, “que las personas que no desayunan tienen un IMC superior a las que desayunan. En la práctica, hemos comprobado que las personas que no desayunan tienen tendencia a comer más por la noche, un hábito nada recomendable si lo que buscamos es perder peso. Esas personas tenden a incorporar a su dieta unos aportes en materia grasa y azúcar mucho más importantes durante el día, o lo que es lo mismo, la ausencia de desayuno favorece el picoteo”.
Entonces, ¿qué se debe hacer si no se tiene hambre por la mañana?
“Normalmente bien no tenemos hambre porque la cena de la víspera fue demasiado copiosa, bien porque simplemente no nos tomamos el tiempo de desayunar. A menudo, nos saltamos esta primera comida del día por falta de tiempo, porque nos levantamos con el estrés del trabajo, porque tenemos un nudo en el estómago… La mejor solución entonces es fraccionar el desayuno”, explica la especialista. “Consumir, por ejemplo, un producto lácteo y una fruta en casa y dejar los cereales para más tarde durante la mañana”.
Beber simplemente un vaso de agua en ayunas al levantarse nos deja tiempo, mientras nos preparamos, para que nuestro organismo se active gracias a la digestión. Una práctica que puede quizás abrirnos un poco el apetito…
La clave del éxito son, sin embargo, los pequeños antojos. Tus “alimentos preferidos” harán del desayuno un agradable momento a solas o que poder compartir en familia.
Declaraciones tomadas por F. Lemaire y K. Lubasch.